jueves, 1 de abril de 2010


Más que por tener algo interesante que contar, he decidido volver a colgar otra entrada en el Blog puesto que es algo que me gusta y de lo que no querría perder costumbre. Así que comenzaré hablando de mi viaje a Budapest.
Me enteré de este viaje en noviembre del año pasado. La profesora Rus nos había dicho que todavía faltaba gente por apuntarse y que de las cinco plazas disponibles todavía existían algunas libres. Un cartel distribuido por un montón de tablones de la facultad nos avisaba de este "intensive erasmus program", y dada mi fea costumbre de no leer los tablones de la facultad, este viaje, como muchas otras cosas, había pasado desapercibido. Fuera de plazo, y en un arranque de voluntad, envié el currículo a mi profesora y en unos días fui seleccionado más bien por defecto que por exceso. Después de realizar el peor trabajo que un alumno universitario puede presentar (requisito previo para el viaje; en mi defensa, estaba destinado a una húngara que casi con toda seguridad no lo leería), en marzo y durante dos semanas, compartiríamos una pequeñísima porción de nuestras vidas distintos alumnos de Holanda, Portugal, España y Hungría. Y allí estábamos todos nosotros, cada uno con unas expectativas determinas, y todos, seguramente la mayoría, con muchas ganas de alejarnos no sólo en distancia de nuestros hogares.
Es increíble la cantidad de sensaciones que una experiencia así te puede ofrecer, es fabuloso compartir tus pareceres con gente que vive a tanta distancia, y sobre todo, contrastar esos mismos pensamientos con gente de tu edad te ayuda a comprender que muchas tonterías son sólo eso, tonterías, y que divididos en fronteras políticas, se puede comprobar que la barrera cultural no es tan grande, y que quizás, uno esté mucho más cerca de cualquiera de ellos que, por ejemplo, de una persona más adulta ( o incluso de tu misma edad) con unos quehaceres y por derroteros muy lejanos a los tuyos aunque viva en tu mismo barrio. Como no tengo ganas de contar nada más, me dedico a extraer dos conclusiones sobre lo contado: primero, no dejéis de estar atentos a los tablones universitarios porque, a veces, la vida, os cuelga grandes oportunidades en ellos; y segundo, nunca dejéis de emborrachaos con desconocidos (esto es obvio excluye a menores y a mi hermana).
Dice Novalis (al que yo desconocía) y que lo recojo a través de Poe en "Marie Roget":
Hay series ideales de acontecimientos que avanzan paralelas a los reales.
Raras veces coinciden. Hombres y circunstancias modifican generalmente
la cadena ideal de acontecimientos, de tal modo que parece imperfecta, y sus
consecuencias son igualmente imperfectas.

... era Romántico, y alemán. No se hasta que punto estoy de acuerdo, pero me hizo pensar.